martes, 27 de octubre de 2009

VIII FERIA DEL LIBRO EN EL BOLSÓN


Los días 10 y 11 de Octubre/09 se realizó en la ciudad de El Bolsón, Río Negro, la VIII Feria del Libro. Como todos los años, hubo intercambio entre los escritores, charlas y lecturas.

Allí fuí invitada como integrante del Grupo Literario 5alas5, de San Carlos de Bariloche.

MÚSICA VIVA

Vibra el cultrúm

sobre el corazón del valle

implora

por agua y semilla.

Se sostiene la mano

en melodía uniforme

y el eco devuelve

su incólume fe.

Rogativa ancestral

que los dioses no olvidaron.

i.o./r.p.i.753086/09

LA CARTA

Al cruzar el patio de la pensión encontró a la dueña, que le traía la bandeja con su cena. Había un sobre junto al plato.
─Anselmo, te trajeron una carta –dijo Ofelia, con intriga poco disimulada.
─Gracias, señora…
Anselmo entró en su habitación, dejó la bandeja en la mesa y rápidamente abrió el sobre. Sólo había una foto. Era de su casa, donde viven sus padres; la casa del campo que había sido de sus abuelos paternos, la que él dejó para irse a la ciudad. Se quedó pensativo. Al preguntarse quién se la habría enviado se dio cuenta que no tenía matasellos, ni remitente. Simplemente estaba su nombre en el frente.
Se sorprendió.
En esa imagen estaban sus abuelos, hoy muertos, y junto a ellos dos niños parados en la escalera de entrada a la vieja casona. Ahí reaccionó que la foto era antigua.
─¿Qué es esto, qué significa? ─dijo en voz alta, sin darse cuenta.
Salió de la pieza y buscó a doña Ofelia. Ella estaba en la cocina y cuando vio a Anselmo con cara de extrañado, disimulando la curiosidad por la pregunta, le dijo: ─una señora la trajo, la dejó sin ningún mensaje.
Callado, volvió a la habitación y siguió observando aquella imagen. No se reconoció en ninguno de los niños. Repasó mentalmente su infancia y no logró identificar ese momento. Nunca había visto una máquina de sacar fotos en su casa.
Resolvió viajar al campo en el próximo fin de semana. Necesitaba aclarar la razón de la llegada de ese sobre.
Sus padres no lo esperaban. Se sorprendieron al verlo.
Aunque estaba inquieto contuvo su ansiedad hasta después del almuerzo, para aclarar el enigma. Mientras su madre servía el café Anselmo sacó de su bolsillo el sobre, y puso la foto frente a su padre.
─Decime papá, ¿quiénes son estos chicos?
Su madre quedó petrificada y su padre, con el rostro endurecido y la mirada fija en su hijo, preguntó: ─¿De dónde sacaste eso? ─Lo hizo con voz angustiada pero firme.
─De ninguna parte, papá. Pasó una mujer por la pensión y la dejó. Yo estaba en el trabajo, no la vi. ¿Quiénes son los chicos que están con los abuelos?, yo no soy ése.
Anselmo, intrigado, comenzó a sentir un desconcierto en el ambiente.
─Son tus primos –respondió su madre, mirando de soslayo.
─Mamá, mis primos vivían muy lejos cuando yo era chico, ellos no venían. Decime quiénes son. Además, nosotros nunca tuvimos máquina para sacar fotos.
─Vení, sentate aquí a mi lado –el padre lo abrazó y trató de calmarlo. ─Yo te contaré.
Anselmo se sentía invadido por una sensación que no podía explicar.
─Antes de que vos nacieras tuvimos mellizos, varón y nena. Pero desgraciadamente una enfermedad en los pulmones se los llevó. Fue terrible la epidemia de ese año y por eso los cuerpos se cremaban. Con tu llegada hemos tratado de olvidar ese dolor, hijo.
─Y entonces ¿quién es la mujer que dejó la foto, papá?
─No lo sé, no lo sé ─repetía el padre, mientras le acariciaba el pelo y su mirada se hundía en la de su hijo.
La madre ya no ocultaba las lágrimas. Su cabeza atormentada no podía borrar el momento en que los mellizos fueron entregados en adopción, a cambio de casamiento con el que sería el padre de Anselmo, para cubrir la humillación de madre soltera.

Del libro inédito: "Cuando nos quedamos solos". r.p.i.nº 753086/09

LECTURA EN UNA ESCUELA



Durante las jornadas de lectura que se hicieron en todo el país, en el mes de setiembre/09 fuí invitada a leer poesía para los alumnos de 5to. grado en la Escuela nº 16, de San Carlos de Bariloche.







GOTAS DE HIELO

Pasea la necedad
vestida de gala
en coche de ébano
que aplasta ilusiones.

Acólitos subyugados
deshilachan sus guantes
en frenesí de loas.

Tiempos sin luz
de meditados fragmentos
sobre un pueblo despojado.

o.i./r.p.i.nº 753086/09

EL PENSAMIENTO


Deambula en la mente
amo de sus tiempos
se expande soberbio.

Va, viene, se esconde
-bufón de sí mismo-
derrotado en la algarabía
hoy viste refulgente,
atrapado en la nostalgia
mañana
solloza en retirada.

Se hace carne en la palabra
y perdura en el papel
no sabe de dueños ni creadores
nos habita sin aviso
y se retira sin premisa.
o.i./r.p.i.nº 753086/09

"ARTE LAS GRUTAS 2009"






Entre los días 10 y 13 de setiembre/09 se realizó por 1ra. vez un Encuentro de Escritores, Editores y Feria del libro en el balneario Las Grutas, Río Negro, organizado por A.R.E. -Asociación Rionegrina de Escritores.


Se compartieron lecturas y actividades varias.
EL BRILLO

Jugarse
con un corazón
encallado en terrores.

Cuando el ojo late
la piel bulle
y las manos se disparan
perforando las nieblas del miedo.

Otra vez la rueca hila la esperanza.

o.i./r.p.i.753086/09

OLVIDO SIN PERDÓN

Mendrugos de nada
tienen tus manitos.

El sol penetra en tus pies
por zapatillas agujereadas de tiempos,
la sonrisa te la pinta
el amago de una limosna.

Tu deambular se hace juego
en el laberinto urbano
que te muele la fantasía
y magulla tu inocencia.

Imposible doblegar la mirada
si el Cristo
se ha vuelto niño.

Pertenecientes al libro inédito “El rayo”
r.p.i.nº 753086/09

1er.Espacio de Encuentro e Intercambio Literario




El 28 y 29 de noviembre/08 se realizó el 1er. Espacio de Encuentro e Intercambio Literario en la ciudad de San Carlos de Bariloche. Participamos escritores locales y de la zona, exponiendo nuestra producción y debatimos sobre la problemática literaria de la provincia.

Cuento leído en esa oportunidad:

EL TREN

Había bajado del trasbordador, con mi bolso y la locura andariega de mis años de mochilero. Iba a París. En Dunkerque debía tomar el tren que durante unas cuantas horas me transportaría por dunas y verdes hasta aquellos artistas callejeros, música y noches alucinadas que me esperaban para compartir la ciudad de la bohemia sin edad.
Subí al antiguo vagón de madera, con sus poltronas de tapizado azul, raído por el tiempo y el uso, denunciando el rastro de infinitos pasajeros. Esto me traía imágenes de buenas épocas, abundancia y distinción, vistos en algún folleto turístico.
Enseguida dejamos los andenes para introducirnos en un paisaje, que raudo pasaba del otro lado de la oscilante ventanilla. Mis ojos ávidos, grababan cada imagen, registrando cada color.
El lugar olía a gente sudando. Aspiraba profundo mi cigarro y cuando el ambiente se me hacía asfixiante, caminaba tambaleándome por el pasillo. La puerta del final se conectaba con el aire fresco. Luego de ventilarme volvía a mi asiento. Con los dificultosos pasos que lograba por el traqueteo, tenía una extraña sensación junto a esos pasajeros que se encontraban a mi alrededor. Advertí que en ese vagón no había ningún niño. Y allí, empecé a temblar.
El día se caía detrás de la línea donde el cielo besaba la campiña, y yo alejándome en deseos por la ventanilla, olvidaba, no quería imaginarme amaneciendo entre tanta vejez, las polvorientas cortinas, los deshilachados almohadones, el rechinar de las maderas del techo, el antiguo sobretodo de mi compañero de asiento. Todo era tiempo pasado. Las fantasías que subieron conmigo en aquel histórico puerto, por momentos se desvanecían transformándose en una ajena melancolía.
Volví a tiritar.
Íbamos aproximándonos a la estación parisina, cuando me di cuenta que necesitaba llegar rápidamente, sí, estaba cansado por el trajín pero no quería dormirme. Lo que en verdad deseaba era bajar y escapar de esa vejez que me había acompañado como una sombra que pretendía cerrar mis ojos, sumergiéndome. Una fuerza interior me adormecía, mis entrañas tiraban hacia adentro, como para darme vuelta como a una manga.

El guarda tocó suavemente mi hombro ─abuelo, estamos en París ─dijo. Me paré, tomé mi equipaje e irritado traté de correr. Un reflejo en los viejos cristales del pasillo me mostró mi piel resquebrajada y el pelo blanco.
Tuve que pedir ayuda para bajar los seis escalones hasta el andén.
Allí Rony tomó mi brazo y nos dirigimos a la parada de los taxis.
Mientras nos conducía hacia mi destino final, escuché una voz que se hizo lejana: ─Papá, seguro que en este nuevo hogar vas a sentirte más acompañado con gente de tu edad ─aseguró mi hijo Rony. Mientras tanto ya llegábamos al nuevo “Hogar de La Tercera Edad”, como dice el cartel de la puerta.

Del libro inédito: “ Cuando nos quedamos solos” – r.p.i.753086/09