Lisandro se retorcía. La lucha era oscura. La fuerza muda lo atacaba, envolvía su cabeza y trababa sus brazos.
Creyó que ella pretendía un juego. Iba y volvía. Su mirada era aguda. Él pretendía poseerla. Ella lo esquivaba. Burla y agresión. Seducción y rechazo.
Después ya no estuvo sola. Similares se sumaban a eso, que Lisandro no podía definir, pero de lo que debía defenderse. Sufría. Las manos no le alcanzaban. Todo era feroz.
Sentía que lo iban tragando. Parecían infinitas las bocas que lo pretendían. Ellas gritaban “no podrás”, “no podrás” y Lisandro más se encarnizaba en su conquista. Quería contarlo, ellas no lo dejaban. Quería pasar ese torbellino, ellas insistían en sus golpes. “No podrás”, “no podrás”. Eran grandes, chicas, ardientes, mudas, cortas, desconocidas, fuertes, débiles. Cada una tenía el peso para vencer a Lisandro.
Entre tantos manotazos, patadas, vueltas y contra vueltas, la lámpara cayó.
Lisandro, enredado y sudoroso volvió a la vigilia. Las hojas en blanco se habían desparramado sobre la cama, en la alfombra. La lapicera había manchado las sábanas húmedas. Cuando trató de razonar, sólo recordó que no encontraba palabras para su cuento.
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NORMA DUS
MENCION DE HONOR
5ta.CONVERGENCIA NACIONAL
DE CUENTOS JUNINPAIS2006
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1 comentario:
Norma- En esta instancia, llego a tu espacio cibernètico dejando en èl, mi admiraciòn y mi reconocimiento por tu calidez humana y literaria. Deseo que la inspiraciòn siempre estè presente, para que la palabra estè viva en un papel escrito. Con prosperidad y abundancia, brindo por tu trayectoria y tus logros-Desde mi corazòn-
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